jueves, 21 de marzo de 2013

Pocas palabras en el Día Internacional de la Poesía







Eugen Gomringer: vielleicht


vielleicht baum
baum vielleicht

vielleicht vogel
vogel vielleicht

vielleicht frühling
frühling vielleicht

vielleicht worte
worte vielleicht

quizás árbol
árbol quizás

quizás pájaro
pájaro quizás

quizás primavera
primavera quizás

quizás palabras
palabras quizás

(Mi pequeña adaptación del poema Quizás)

viernes, 15 de marzo de 2013

Una historia con un sueño feliz

Hoy publico la traducción de un poema-cuento, que no es más que una historia con un sueño feliz.
¡Cuántas veces nos hemos entregado al sueño, por querer saber menos de la vida! Si la vida es a veces dura, las apariciones se tornan dulces en ocasiones. Y si, como dijo Aristóteles, la esperanza es el sueño del hombre despierto, ese hombre que duerme también espera algo más en su sueño. Este poema de Ursula Krechel, escrito en los años setenta, es una invitación a esperar con alegría.



Mi madre

Cuando mi madre llevaba un cuarto de siglo
siendo madre y mujer, aunque eso lo pudo olvidar
con el paso del tiempo, cuando se volvió como deben ser
las mujeres decentes, más lista que la abuela, más sumisa que las tías,
más ahorradora en la cocina y en el amor como alguien
a quien la suerte le hubiera caído del cielo,
cuando hubo lanzado con los dedos suficientes migas del mantel,
cuando enterró la esperanza de llegar a ser una señora con pieles
como las de las revistas de moda de antes de la guerra
que aún seguía guardando al fondo de la alacena,
cuando comenzó a hablar a la cara a las hijas
buscando indicios que no encontraba en su propia cara,
cuando dejó de despertarse por el miedo
porque había soñado con la plancha que no había desenchufado,
cuando a veces se aventuraba a entrecruzar las piernas
muy temprano en la mañana, 
el cáncer le devoró el útero, creció y se extendió 
y apremió a la vida de mi madre para que se extinguiera.


Diez días después de su muerte, se apareció de repente en mis sueños.
Como si alguien hubiera gritado, me arrastró hasta la ventana 
de la antigua vivienda. En la calle cuatro tipos hacían señas 
desde un Volkswagen abollado,
uno apretaba a la vez el claxon. Más o menos así 
eran los amigos berlineses hace cinco años. Desde allí también hace 
señas una mujer: mi madre. Primero la veo medio escondida detrás
de sus nuevos conocidos. Después solo la veo a ella,
muy grande, como en el cine, después su brazo flaco y blanco,
sobre el que, tampoco en primer plano,  se ve ni un pelo.
Las llamas le solían chamuscar los pelillos
cuando trabajaba apresurada en la cocina de gas.
En la muñeca llevaba el brazalete de plata 
que mi padre le regaló antes de su compromiso. 
Mi madre me lo ha dejado en herencia.
Yo bajo las escaleras enceradas. En la puerta de casa 
escucho ya una risita: ¡Mamá!
grito, la frase siguiente no quiere salir de mis labios.
Mi madre está sentada apretada entre dos
jóvenes risueños. Hacía mucho tiempo 
que no se la veía tan alegre. ¿No quieres venirte? pregunta. 
Pero si en el coche no hay espacio,
digo yo, mirando desconcertada su blusa de seda,
nunca se puso una así sobre su joven 
y aún puntiagudo pecho de niña mientras vivió, 
y yo pienso, tengo que llamar a papá. Entonces comienza a rugir
el motor, alguien cierra la puerta destartalada desde dentro. 
Me hubiera podido haber abofeteado en la puerta de casa.
Ni siquiera apunté el número de la matrícula.



(Traducción de María González de León)


Suponemos que estos no eran los tipos que acompañaban a la madre en el Volkswagen (¿Beatle?)



sábado, 2 de marzo de 2013

Porque el amor no conoce fronteras...

...ni pasado, presente o futuro. El amor es inmortal. Toma multitud de formas. Cambia. Llega de repente, tres segundos después, no está. Lo odiamos y ansiamos. O no lo abrazamos.
Todos los días me enamoro de alguien, de algo, de algo de alguien. Y hoy me he enamorado de este poema de Franziska Stoecklin, que en sus 37 años de vida, escribió historias de amor y muerte en líneas cortas y rotundas.

Y muy pronto, me enamoraré de la primavera.

Una de mis fotos favoritas: primera señal de vida tras el duro invierno.

Al amado inmortal

Mares nos separan, y países, y días.

Mas sé yo

que tú me esperarás

por siempre jamás.

Con correcta complicidad.

Mares nos separan, y países, y días.



Añoro tu persona,

tus suaves manos,

tu sencilla belleza,

tu discreta bondad.

Te añoro tanto.



Quiero regalarte todo lo que tengo,

Quiero pensarte todo cuanto piense,

En todas las cosas quiero quererte,

Quiero cantarte mis más bellas palabras,

Quiero llorarte todos mis dolores y pecados.

El sol de mi dicha te brillará.

Quiero entregarte todo cuanto sea.



Mis sueños están llenos de tu cariño.

Dulce canta mi sangre tu infinidad.

Almas blancas

amado inmortal.



Ardes maravillosamente

en el astro de mi amor,

en el escalofrío de mis miedos,

en la risa de mi alegría.



Ardes maravillosamente

en el astro de mi amor.

(Traducción de María González de León) 



An den unsterblich Geliebten


Meere sind zwischen uns und Länder und Tage.
Aber ich weiß,
Du wartest auf mich
Jetzt und immer.
Wissend und gut.
Meere sind zwischen uns und Länder und Tage.

Ich sehne mich nach dir,
Nach deinen sanften Händen,
Nach deiner frommen Schönheit,
Nach deiner klugen Güte.
O ich sehne mich nach dir.

Alles, was ich habe, will ich dir schenken,
Alles was ich denke, will ich dir denken,
Ich will dich lieben in allen Dingen,
Meine schönsten Worte will ich dir singen,
All meine Schmerzen und Sünden will ich dir weinen.
Meiner Seligkeit Sonnen werden dir scheinen.
Was ich bin, will ich dir sein.

Meine Träume sind voll deiner Zärtlichkeit.
Mein Blut singt süß deine Unendlichkeit.
Weiße Seele
Unsterblich Geliebter.

Du blühst sehr wunderbar
Im Gestirn meiner Liebe,
Im Schauer meiner Ängste,
Im Lachen meines Glücks.

Du blühst sehr wunderbar
Im Gestirn meiner Liebe.
  
(Franziska Stoecklin, Basel 1894-1931)