sábado, 24 de enero de 2015

Violencia, fútbol y cine en uno

Thomas Brasch, el hijo rebelde de uno de los viceministros de cultura que tuviera la RDA, tuvo una vida marcada por la tragedia de nacer en un país en el que la libertad de expresión brillaba por su ausencia. Su deseo de trabajar como escritor y director de cine chocó con las reglas impuestas de un socialismo que distaba bastante de ser humano. Sin embargo, la palabra fue más fuerte que la norma y, entre lágrimas, drogas y alcohol, Brasch consiguió brillar en el panorama cultural de las Alemanias enemistadas y de las hermanadas hasta su muerte, allá por el año 2001.

En el año 1975 vio la luz Poesiealbum 89, las únicas 32 páginas de Brasch que se publicaron en la RDA. Este encierra cinco poemas que son cinco imágenes cargadas de planos cinematográficos y de movimiento. El segundo poema de este ciclo, llamado Augenzeuge längst ausverkauft (Testigos agotados hace tiempo), lleva el nombre de Halbtotale, un tipo de enfoque usado en el cine también conocido como figure shot.

Halbtotale nos lleva directamente al campo de fútbol y nos hace partícipes de la bestialidad y la sinrazón que a veces tiene lugar en el deporte.
Desterrado de su país: Thomas Brasch (Cinetext)

  
FIGURE SHOT

Mi DNI reza: Enrico Zamorra,
pero los espectadores en Madrid solamente me llaman
el hombre
por el que el balón no puede pasar.

Soy portero, y el mundo es un balón de fútbol
que los delanteros del Barcelona y Turín
hacen avanzar contra mí.
Las piernas lo apuntan a mi portería y lo lanzan.
Ya hace dos años que mis puños lo golpean
por encima del larguero,
las yemas de mis dedos lo oprimen
contra el poste,
mi cuerpo lo espera
en la hierba.
Desde hace dos años mi portería es intocable.
La portería es mi hogar que quieren disparan
con una bala de cuero.
El hogar soy yo, a quien quieren disparar
con un tiro que no me alcanza.
Contratos y autógrafos
firmo con mi nombre:
el hombre
por el que el balón no puede pasar.

La muerte de Zamorra tuvo lugar un sábado por la tarde.
Desde el área de penalti tiró el delantero centro,
y la hierba se agachó.
El portero estaba inmóvil y miraba a las gradas
cuando el balón desgarró la línea blanca.
Los espectadores callaron y vieron:
el hombre,
por el que el balón no pudo pasar
durante dos años
ya no existe.
Ninguna boca gritó: Gol.
El hombre, por el que el balón no pudo pasar,
atravesó el campo y salió del estadio 
hasta llegar a su vestuario,
sacó el revólver de su bolsa de viaje
y disparó 
una bala de hierro
en el hombre, por el que el balón no pudo pasar,
una sola.

HALBTOTALE
In meinem Ausweis steht: Enrico Zamorra,
aber die Zuschauer in Madrid nennen mich nur:
Der Mann,
an dem der Ball nicht vorbei kann.
Ich bin ein Torwart, und dieWelt ist ein Fußball,
den die Stürmer von Barcelona und Turin
gegen mich treiben.
Die Beine zielen ihn auf mein Tor und schießen.
Zwei Jahre schon schlagen meine Fäuste ihn
über die Latte,
drücken ihn meine Fingerspitzen
neben den Pfosten,
erwartet ihn mein Körper
im Gras.
Zwei Jahre ist mein Tor unberührt.
Das Tor ist mein Haus, das sie erschießen wollen
mit einer Kugel aus Leder.
Das Haus bin ich, den sie erschießen wollen
mit einem Schuß, der mich nicht trifft.
Verträge und Autogrammzettel
unterschreibe ich mit meinem Namen:
Der Mann,
an dem der Ball nicht vorbei kann.
Der Tod des Zamorra war an einem Sonnabend.
Von der 16-Meter-Linie schoß der Mittelstürmer,
und das Gras duckte sich.
Der Torwart war starr und sah zu den Rängen,
als der Ball die weiße Linie zerriß.
Die Zuschauer schwiegen und sahen:
Den Mann,
an dem der Ball nicht vorbei konnte,
zwei Jahre lang,
gibt es nicht mehr.
Kein Mund schrie: Tor.
Der Mann, an dem der Ball nicht vorbei konnte,
ging über das Spielfeld aus dem Stadion
in seine Kabine,
zog den Revolver aus der Reisetasche
und schoß
eine Kugel aus Eisen
in den Mann, an dem der Ball nicht vorbei konnte,
einmal.