martes, 25 de junio de 2013

Estampa cotidiana

Ya se acercan los días calurosos y las noches abiertas. Los niños acaban la escuela y con ellos la vida en la ciudad se trastoca. El riguroso orden del día cambia en pequeños detalles que se vuelven duros e insufribles cuando los colegiales tienen que volver a enderezarse en septiembre.
En medio de este cambio estacional compruebo desde mi ventana que, pese a todo, la vida es estática. Cada diez minutos oigo el chirriar del tranvía a su paso por el sur de Leipzig, veo a la vecina sacar a su perro puntual e incombustible a las 7 de la mañana, huelo el pan de masa preparada que hornea la cadena de panaderías de enfrente, y, por las noches, siento el bamboleo de las fiestas punk de los últimos jóvenes radicales de esta ciudad.
Y sobre todo, veo a las mujeres-bolsa, pequeñas, ancianas, jóvenes y altas, impasibles al paso de los días. A ellas va dedicada mi traducción del poema de Ursula Krechel.

Waschfrau, (Lavandera). Norbert Schwontkowski (1949-2013)




Las mujeres-bolsa

No solo hoy miércoles
pasan ellas a lo largo del jardín de las casas
bajo la lluvia y por entre las campanillas blancas
embozadas en sus chales y gorras
llegan apresuradas con sus bolsas a eso de las once
de la tienda de la esquina,
al vendedor solo le quedaba una broma para ellas,
en sus profundas bolsas
arrastran coliflor y zanahorias
pan de centeno y requesón de hierbas
por el camino corren los niños
que arrastran del colegio
carteras, zapatillas de deporte, 
se hacen los remolones,
riñen,  dan unos pocos saltos más,
luego a la cocina, 
cuando
las mujeres-bolsa sacan la compra
de sus profundas bolsas,
todo a la nevera, quiero estar allí,
quiero besarlas y abrazarlas, cuando
en ese momento buscan sus vidas
en el fondo de sus profundas bolsas.




Die Taschenfrauen


Nicht nur heut am Mittwoch
bei Regen und Schneeglöckchen
gehen sie am Vorgarten entlang
vermummt in Schals und Mützen
kommen mit ihren Taschen so gegen elf
eilig vom Kaufmann an der Ecke
bei dem nur ein Scherz für sie abfällt
schleppen Blumenkohl und Möhren
Roggenbrot und Kräuterquark
in ihren tiefen Taschen
laufen den Kindern über den Weg
die schleppen aus der Schule
Ranzen, Turnschuhe, kneifen sich
raufen, hüpfen noch ein bisschen
dann in der Küche, wenn
die Taschenfrauen ihre tiefen Taschen
auspacken, alles in den Kühlschrank
möcht ich dabei sein, möcht sie
küssen und umarmen, wenn sie einmal
auf dem Grund der tiefen Taschen
suchen nach ihrem eigenen Leben.