lunes, 30 de enero de 2012

Asociaciones libres: Hackl y Dylan, Dylan y Hackl

El 18 de agosto de 1933 el portero del hospital de Steyr encontró un bebé dormido. Junto al infante, que estaba envuelto en harapos, había un trozo de papel en el que con letra imprecisa se leía: " Me llamo Sidonie Adlersburg y nací en una calle en dirección a Altheim. Busco progenitores."

Con estas palabras comienza el relato "Adiós a Sidonie", del austriaco Erich Hackl. Sentada en el avión, intento que no me afecte en la lectura el ajetreo de los azafatos o asistentes de vuelo, como también se les conoce (o se les quiere conocer). Y es una empresa que no carece de dificultad, sobre todo si se viaja en esos bazares ambulantes que se han convertido las aerolíneas de bajo coste. Por eso me pongo los auriculares y selecciono el modo aleatorio en el mp3. Y entonces empieza a sonar una canción que ya conocía, que había escuchado por última vez seis años atrás aproximadamente, y te das cuenta de que la música es como los buenos amigos, siempre está ahí dispuesta a hacerte pasar un buen rato cuando menos te lo esperas. Y comienzan los acordes de Sad eyed Lady of the Lowlands, y entonces piensas "qué gran razón es eso de categorizar a los clásicos dentro de los clásicos", y aunque desconoces la razón, la melancolía de la canción te hace pensar en la historia que tienes en tus manos. Seguramente la historia de la gitana Sidonie no tenga nada que ver con esa historia de la dama de ojos tristes de Bob Dylan, pero no importa, por un momento esas dos historias tienen una relación: la libre asociación que tú mismo has creado.

2 comentarios:

  1. Hola a todxs,
    siguiendo la sugerencia de Maria me animo a compartir aquí algunas impresiones sobre lecturas recientes, si no en el tiempo sí en la memoria, que al fin al cabo es la que cuenta.
    En Berlin existe la costumbre, si bien es verdad que no en todos los barrios, de no abandonar ni vender los libros para los que ya no hay espacio en casa, sino de ponerlos en pilas o cajas en los portales de las casas para que queden amablemente a disposición de los viandantes. Gracias a esta sana práctica, el verano pasado cayeron en mis manos varios títulos del inconmensurable Milan Kundera. Triple regalo que disfruté como tal y que aprecié en lo que creo que vale: 1, unos libros regalados; 2, de uno de mis autores favoritos, maestro que domina la materia con la que se compone la literatura; y 3, dos títulos que no conocía, dos flamantes pasaportes para viajar sin equipaje allá donde y cuando tuvieran lugar las historias.
    Kundera es un gran observador, y probablemente conocedor, de la condición humana y de las relaciones entre hombres y mujeres, tema que aborda constantemente. La perspectiva que adopta puede parecer en ocasiones más cercana a la de los hombres (por obvias razones), pero lo que ofrecen sus novelas es un muy personal pero también muy sincero examen de la naturaleza humana, una reflexión sobre el ser humano.
    En fin, que recomiendo la lectura de Das Buch vom Lachen und Vergessen y Das Leben ist anderswo, o cualquier otra novela de Milan Kundera. Estos libros han sido compañía y refugio para mí durante una temporada. No me han salvado de nada ni he sentido que me ayudaran con nada en concreto, pero me han acompañado durante un tramo de mi trayecto a través del desconcierto, la angustia, la pena, la alegría, el amor, y la locura. Es curioso, aunque pensemos que solo son letras escritas en un papel, los libros en realidad nos están hablando. si te paras a pensarlo es milagroso.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Jose, hasta ahora no he leído nada de Milan Kundera, si bien sí que había oído hablar de él. Aprovechando que estoy en Berlín, me pasaré por una de mis tiendas de libros de segunda mano favoritas (una que hace esquina en la calle Bergmannstraße)y miraré qué tienen de Kundera. Por cierto, gran costumbre esa de alargar la vida de los libros, yo también he caído en la tentación.

    ResponderEliminar