Gracias por enseñarme que no existen ataduras, al menos, mientras escucho tu música.
Gracias por haberme mostrado Berlín con otros ojos.
Contigo todos pudimos ser héroes por un día y caminar por tu Neuköln.
Recordaré que siempre hay que ser una auténtica principiante y que el amor es lo importante, aunque sea fugaz.
Gracias Bowie, hasta pronto.